El Churrinche

1968

1999
Nuestra Historia...
Junto a Chichi e Italo: Guardianes del Churrinche
El Churrinche, situado en Casa Grande, Córdoba, es un lugar que encierra nuestra rica historia familiar y natural. Su nombre proviene de un pequeño pajarito rojo de la región, y es un sitio lleno de recuerdos que hemos atesorado a lo largo de generaciones.
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Nuestra historia comenzó con el abuelo Gildo, un inmigrante italiano del Friuli que llegó a Argentina escapando de la Primera Guerra Mundial. Eligió este lugar por su belleza y tranquilidad, estableciendo un legado que perdura hasta hoy. Para nosotros, El Churrinche es más que una propiedad; es el escenario mágico de nuestra infancia, donde aprendimos a amar la naturaleza bajo la guía de nuestros padres.
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La casona, de estilo inglés, fue originalmente propiedad de una familia adinerada y destacaba por su arquitectura robusta y sus paredes blancas. Con techos de tejas coloniales y ventanas verdes, la casa estaba equipada con una caldera a leña para calentar el agua y un sistema de timbres para el servicio doméstico, reflejando el lujo de su época.
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Ítalo Scolara y su esposa, Chichí, quienes llegaron al Churrinche en 1960, se convirtieron en figuras fundamentales para nuestra familia. Ítalo, exjugador de básquet, y Chichí, con su carácter amable y anecdotario interminable, nos acogieron como parte de su propia familia. Sin hijos propios, Ítalo y Chichí compartieron su hogar y su amor con todos los que pasamos por allí.
La fortaleza del Churrinche fue puesta a prueba por un poderoso tornado que azotó la región, pero la casa resistió, protegiéndonos y simbolizando la resiliencia de quienes vivimos aquí. Ítalo dedicó sus días a la parquización del terreno, transformando el paisaje en una obra de arte natural que continúa floreciendo hasta hoy.
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El Churrinche es también un lugar lleno de anécdotas y tradiciones familiares. Las reuniones en el gran comedor, los paseos por el parque y las aventuras en el río cercano son recuerdos entrañables que atesoramos. Con el paso del tiempo, este espacio se convirtió en nuestro refugio y proyecto de vida para mí y mi esposo, Pablo. Desde nuestros primeros días de noviazgo, Pablo soñó con convertir El Churrinche en un lugar de inspiración, un sueño que logramos materializar al adquirir la propiedad una década después.
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El legado de Ítalo y Chichí se celebra en cada rincón del Churrinche. La casa sigue viva con la energía de sus historias, la belleza de su entorno natural y la calidez de su memoria. Hoy, El Churrinche no solo es un testimonio de amor y dedicación, sino también un hogar para las generaciones futuras, un lugar donde nuestra familia sigue creciendo y creando nuevos recuerdos.
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En El Churrinche, el tiempo parece detenerse, ofreciéndonos a todos la oportunidad de conectar con la naturaleza, la historia y el amor que emana de cada piedra, árbol y rincón. Es un lugar donde el pasado y el presente se entrelazan, preservando el legado de quienes lo habitaron y asegurando su magia para el futuro.
